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domingo, 20 de octubre de 2013

La felicidad como objetivo de la educación

Es posible en todos los niveles educativos...dar importancia a la afectividad, a los sentimientos de cada uno de los pequeños. Crear un clima favorable para el aprendizaje sintiéndonos amados en el aula. Surgirán problemas de ese "ser uno mismo" de cada uno pero por este mismo motivo también surgirán soluciones.

En una sociedad como la de Japón, en la que no se suelen expresar públicamente los sentimientos, el profesor Toshiro Kanamori trabaja con sus alumnos este aspecto de la persona a través del cuaderno. La confidencialidad que se produce acerca unos a los otros y produce la apertura de las emociones de otros.

Tal vez, el individualismo, el consumismo, los programas de calidad,... también nos hagan situar los sentimientos en un plano muy secundario. Esta experiencia nos muestra como, partiendo de los sentimientos, podemos generar aprendizajes muy interesantes, al mismo tiempo, que conseguimos convertirnos en personas más reflexivas.


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